Historia de la Pachahuara
                    La Pachahuara es una danza que se originó en el distrito de Acolla, provincia de Jauja, región de Junín, durante la época colonial, como una expresión cultural que rememora la llegada de esclavos negros a la sierra peruana en 1533. Esta danza, que simboliza la opresión y posterior liberación de los esclavos, fue creada en Acolla y se convirtió en una tradición profundamente arraigada en la comunidad. Desde allí, la Pachahuara se expandió a otras localidades como Tarma, llego a Vitoc Cinta Verde, donde nuestros ancestros, al observar la elegancia del baile de los personajes como el Watre y el Chuto, decidieron incorporar al personaje negro y tambien este personaje utiliza la paragua y campanilla, y asi seguimos manteniendo la esencia original. Además, el personaje del Chuto fue adaptado para ser más cómico, enriqueciendo así la coreografía y la narrativa de la danza.
                    
                    Con el tiempo, la Pachahuara se transmitió a otros pueblos, donde se bailó con variaciones locales, pero siempre conservando su esencia fundamental. Esta expansión permitió que la danza se convirtiera en un patrimonio cultural compartido, manteniendo su significado histórico y su relevancia como expresión de identidad y resistencia. Aunque cada comunidad adaptó la Pachahuara a su estilo, el núcleo de la danza, que representa la lucha y la liberación de los esclavos, permaneció intacto, consolidando su importancia en la cultura peruana.
                
            Historia del Señor de Muruhuay
El Señor de Muruhuay es una imagen religiosa pintada sobre una roca en el cerro Shalacoto, en el distrito de Acobamba, provincia de Tarma, Junín. Su historia se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII, durante una epidemia de viruela, cuando la aparición de esta imagen fue asociada con la recuperación de los enfermos, lo que llevó a su veneración como símbolo de protección y fe. El nombre "Muruhuay" proviene del quechua, significando "casa o lugar de la viruela". En 1827 se construyó la primera capilla para su culto, y en 1835 se inauguró una nueva capilla debido al aumento de peregrinos. La festividad central se celebra cada 3 de mayo, con procesiones, misas y actividades culturales que atraen a miles de fieles, consolidando al Señor de Muruhuay como una de las devociones más importantes de la región.
Historia del San Ramón de Tarma
El Colegio Nacional San Ramón de Tarma fue fundado el 28 de julio de 1857 por el sacerdote y educador argentino Dr. Eusebio de Bedoya, quien, con el apoyo del Consejo Provincial de Tarma, estableció el colegio como una institución particular llamada "Colegio del Orden". Inicialmente, las clases se impartieron en una casona alquilada en la Plaza de Armas, pero debido a dificultades económicas, el colegio recibió el apoyo del Mariscal Ramón Castilla, quien lo declaró colegio nacional en 1862. A lo largo de su historia, el colegio enfrentó desafíos como la Guerra con España y crisis económicas, pero logró reabrir en 1892 gracias a gestiones de exalumnos. En el siglo XX, bajo la dirección del Dr. Alberto Rivera de Pierola, el colegio experimentó una renovación pedagógica, incluyendo la educación de mujeres tarmeñas en 1932 y la construcción de un moderno local en 1956, consolidándose como una de las instituciones educativas más emblemáticas de Tarma.
            Historia de la Calistrada
La Calistrada, tradición emblemática de Tarma, se origina en la figura de Don Calixto, un personaje bohemio y adinerado de la época colonial, conocido por organizar desfiles de arrieros vestidos con elegancia (sombreros, ponchos de vicuña y pañuelos al cuello) que recorrían las calles tocando guitarras y cantando. Esta festividad, que fusiona la cultura local con influencias de los arrieros argentinos, se convirtió en un símbolo de la alegría y el espíritu festivo tarmeño, especialmente durante el carnaval. Con el tiempo, la Calistrada se consolidó como una expresión cultural que mantiene viva la memoria de Don Calixto y la herencia histórica de Tarma, atrayendo visitantes y celebrando la identidad única de esta región conocida como la "Perla de los Andes".